Los Laicos de Chile actualmente diseminados en movimientos, parroquias, colegios y otras instancias pastorales, hemos decidido organizarnos diocesana y nacionalmente para asumir efectivamente la responsabilidad que el Papa nos demanda.
La gran crisis de la Iglesia vino a evidenciar una realidad de larga data; el abuso de autoridad y el clericalismo. Fenómenos que no solo está localizado en nuestro país, sino en todo el mundo y muy especialmente en nuestro continente.
Tuvo que venir un Papa como Francisco, para hacerlo claramente presente y requerir del laicado una conducta adulta, responsable y comprometida con la transformación de la Iglesia. “Con Ustedes se podrán dar los pasos necesarios para una renovación y conversión eclesial que sea sana y a largo plazo. Con Ustedes se podrá́ generar la transformación necesaria que tanto se necesita. Sin ustedes no se puede hacer nada. Exhorto a todo el Santo Pueblo fiel de Dios que vive en Chile a no tener miedo de involucrarse y caminar impulsado por el Espíritu en la búsqueda de una Iglesia cada día más sinodal, profética y esperanzadora; menos abusiva porque sabe poner a Jesús en el centro, en el hambriento, en el preso, en el migrante, en el abusado”. (Carta al Pueblo de Dios que Peregrina en Chile, 2018).
Escuchada la voz del Pastor, los Laicos de Chile actualmente diseminados en movimientos, parroquias, colegios y otras instancias pastorales, hemos decidido organizarnos diocesana y nacionalmente para asumir efectivamente la responsabilidad que el Papa nos demanda.
Siendo el laicado la base y sustento de la Iglesia, requerimos tener una voz propia que pueda hacer presente nuestra visión y opinión de la Igesia y de la realidad que nos rodea, para ser efectivos constructores, junto al clero, de la nueva Iglesia que Cristo quiere.
La tarea es muy grande. Queremos renovar la Iglesia como una Instancia Familiar, como una gran comunidad de comunidades. El Papa nos ha invitado a gestar una nueva cultura eclesial, pero para todo ésto se necesita de laicos y laicasactivos y actores.
Es así que el próximo 5 y 6 de enero del 2019 se iniciará un sínodo autoconvocado en el Santuario del Padre Hurtado en Santiago, con la participación de laicos provenientes de todo Chile. En esta oportunidad se espera iniciar la constitución y organización de esta gran Red Nacional.
Esta es una instancia única en el mundo, no existe presedente alguno en su constitución. La corresponsabilidad en le conducción y vida de la Iglesia, la hace imperiosamente necesaria, como lo señala claramente la Comisión Teológica Internacional sobre Sinodalidad el 3 de mayo del presente año (con la anuencia el Papa Francisco): «Tenemos por lo tanto que superar los obstáculos representados por la falta de formación y de espacios reconocidos en los que los fieles laicos puedan expresarse y actuar.”
El protagonismo implica asumir responsabilidades al interior de la institución y en el mundo, debiendo también tener cargos de responsabilidad en ella, como también afirma el mismo documento de teólogos antes citado.
Es también un tremendo desafío para Schoenstatt no solo en Chile sino en el mundo, porque ésta será la forma de hacer realidad la Confederación Apostólica Universal (CAU) del presente siglo.
En un tiempo de cambio, no podemos seguir anhelando viejas estructuras, debemos abrirnos a las nuevas que son un llamado de Dios y allí hacer realidad el sueño de nuestro padre.
Es hora que nos involucremos en cada región y en cada país en esta nueva organización que no cabe duda tendrá un importante papel en el futuro de nuestra Iglesia.