La tercera gran irrupción de vida divina para Schoenstatt es el 31 de mayo. Es una irrupción de gracias grande, que trae al igual que el 20 de enero del 42, cruz, dolores, angustias e incomprensiones inmensas al fundador, pero también nuevas fuerzas y responsabilidades, y un saber que Schoenstatt siempre debe estar en Pentecostés, en salida, pero por sobre todo, trae un crecimiento de nuestra auto comprensión como movimiento.
El 31 de mayo: ¿Qué significa para Schoenstatt, la Iglesia y el mundo hoy? – Juan Enrique Coeymans
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