En la segunda parte de su testimonio, Guillermo y Ana Echeverría cuentan cómo la Campaña del Rosario partió en un ámbito muy íntimo y familiar, sin mayor pretensión que la de sentirse cerca de ella. Luego de coronar a la Mater con el rosario y ponerse a su disposición, empezó -según sus propias palabras- » a brotar la vida.
Repartieron flyers entre los jóvenes y comenzaron a crear grupos de personas interesadas en el rosario. Poco a poco los entusiastas participantes fueron conociendo, también, la riqueza de Schoenstatt.
Les recordamos que este testimonio está siendo publicado en cinco lunes sucesivos.