Evangelio según San Lucas 10, 1-12

Jueves vigesimosexto del tiempo ordinario

 

Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios adonde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Vayan; miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saluden a nadie en el camino. En la casa en que entren, digan primero: `Paz a esta casa.’ Y si hubiere allí un hijo de paz, su saludo de paz reposará sobre él; si no, se volverá a ustedes. Permanezcan en la misma casa, coman y beban lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayan de casa en casa. En la ciudad en que entren y los reciban, coman lo que les pongan; curen los enfermos que haya en ella, y díganles: `El Reino de Dios está cerca de ustedes.’ En la ciudad en que entren y no los reciban, salgan a sus plazas y digan: `Sacudimos sobre ustedes hasta el polvo de su ciudad que se nos ha pegado a los pies. Sepan, de todas formas, que el Reino de Dios está cerca.’ Les digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.

 

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

 

“El Reino de Dios está cerca de ustedes”

 

Jesús parece decirnos: Quiero estar presente en muchos corazones para que encuentren paz y alcancen el Reino de los Cielos. Y para eso necesito de tu ayuda y la de todos los cristianos. Ustedes son mis amigos y conocen mi Palabra. ¡Vayan! Adelante, con confianza y sin mirar atrás, preparando mi camino. Den testimonio de mi amor y misericordia ante los suyos y ante los hombres. Y recuerden: no necesitan nada más que su fe y su amor, todo el resto les será dado por mi Padre.

 

Jesús nos envía al mundo para que compartamos su amor y así preparemos su camino para que Él conquiste el corazón de muchos. Junto con este llamado, debo reconocer la confianza que Jesús pone directamente en cada uno de nosotros y esto me debe llenar de energía. Él cuenta con nuestra participación para expandir su Reino y me recuerda que no necesitamos nada especial para poder hacerlo, solo ir ligero y sin cargas que me aparten de esta responsabilidad de anunciar su Reino.

 

Querido Jesús, Tú fuiste un puente entre el mundo y el Padre de los cielos. Mediante la Palabra nos diste a conocer la voluntad del Padre. Ayúdame a compartir tu amor y tu enseñanza para que más y más personas lleguen finalmente a conocerte. Perdóname Jesús por mis faltas de confianza y fe, sé que Tú siempre nos ayudas en este envío al cual Tú nos llamas. No permitas que las cargas y accesorios de este mundo me impidan ser testimonio fiel de tu voluntad. Con María te lo pido Señor. AMÉN