Evangelio según San Mateo 25,1-13

Viernes de la decimoctava semana del tiempo ordinario

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: – «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: – ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!  Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas». Pero las sensatas contestaron: «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis».  Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos». Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco». Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

 

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

 

“Estén prevenidos…”

 

Jesús parece decirnos: la intención de este Evangelio no es asustar a nadie ni menos hacer creer que no hay misericordia en el Padre o que no se acuerda de quien cree en Él. La intención de este pasaje, es motivar a estar alerta, a no dejar que la vida pase, a no permitir que las situaciones de la vida cotidiana no causen impacto en la madurez de la fe. Cada día es una oportunidad de encuentro, de reflexión de avanzar hacia la felicidad del Padre, pero si no se está atento, la vida pasa y pueden encontrarse sin aceite en sus lámparas.

 

Me acuerdo de chica de este pasaje y encontraba muy egoístas a las vírgenes prudentes por no prestarle aceite a las necias y me daba un poco de rabia. Ahora de grande, que soy mamá, lo relaciono con las veces que hago que los niños se esfuercen por conseguir algo por sus medios y me emociona cuando veo que lo logran. Siento que eso quiere Dios de uno, que uno no se conforme con pedir ir al cielo sino esforzarse por conseguirlo. Este esfuerzo diario, se puede concretizar a través del Horario Espiritual. Revisar la vida en todos los planos para permanecer prevenida.

 

Querido Señor: Gracias por remecernos, por mantenernos alerta, por motivar nuestro espíritu al compromiso diario de tomar la decisión de seguirte, de convencerme que este es el único camino que lleva a la felicidad plena. Haz que, como María, tenga siempre mi lámpara encendida, que los medios ascéticos y los sacramentos sean el aceite que nunca se acaba. Que el “hacer” siempre esté acompañado del “ser” para no transformar la fe en un fanatismo sino en un compromiso interior que transforma y conduce a la felicidad del Padre. AMÉN