Evangelio según Mateo 9, 14-15

Viernes de la octava semana del tiempo ordinario

 

 

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan el Bautista y le dijeron: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho mientras que tus discípulos no ayunan?” Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.

 

Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira

 

“…entonces ayunarán”

 

Jesús parece decirnos: aprendan a reconocer lo que corresponde hacer para cada momento. Sean atinados. La Cuaresma es una invitación a retirarse interiormente, a estar más reflexivo, a estar más comunicados con el Padre. El ayuno invita a esta reflexión porque se necesita del Padre para poder soportar el hambre: hambre de hablar de más, de hacer cosas por hacer, de preocuparse solo por el bienestar…La invitación está hecha. Dejen un tiempo para el ayuno; el ayuno en toda su dimensión y experimentarán el gozo de la presencia del Padre. Ya vendrá el tiempo de la fiesta, cuando vivamos la Pascua.  ¡Estén alerta!

 

Qué bueno que este año la Cuaresma empezó en marzo. Es más acorde con el tiempo. Ya se acabaron las vacaciones, se retoman las rutinas, los trabajos y es más fácil ponerse en “modo Cuaresma”. Creo que el mismo hecho de comenzar el año laboral, escolar, o más de rutina y que coincida con la Cuaresma, puede ayudar a darle un sentido más profundo a este comenzar y se transforma en un regalo, algo que igual iba a realizar. Al menos para un inicio de la Cuaresma, después habrá que recordarlo y seguir dando pasos en este camino de cuarenta días con Jesús, antes de la Pasión.

 

Querido Señor: gracias por invitarnos a vivir esta Cuaresma junto con el inicio de actividades del año. Gracias por las vacaciones y por ahora ayudarme a enfocarme en lo que viene. Haz que esta Cuaresma sea especial y que pueda ir dando pequeños pasos para vivirla intensamente. Es un buen momento para hacerlo, quieres que te acompañemos todos al mismo tiempo en esta Cuaresma. Si Tú quieres que lo hagamos, hay que hacerlo, pero necesito de tu fuerza y compañía porque no es fácil. Que María sea mi guía y mi compañía para vivir con fe este camino que juntos recorreremos hasta la Pascua. AMÉN