Evangelio según San Juan 19, 31-37

Viernes de la novena semana del tiempo ordinario

 

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron»

 

Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira

 

Quebrar las piernas de los crucificados

 

Jesús parece decirnos: hay situaciones dolorosas, crueles; que seguro habrán visto o escuchado en las noticias o en la televisión. Este pasaje es una muestra de lo duro que puede ser el hombre. Hoy los invito a reflexionar en esos momentos en que ustedes han sido insensibles, en los momentos en que no se han conmovido con lo que ocurre a su alrededor, para poder pedir al Padre, sensibilidad de corazón, misericordia, piedad, compasión y así acompañar al que sufre, rezar por la miseria y ablandar el corazón de piedra que a veces tienen frente a algún hecho de la vida.

 

A diario ocurren cosas horribles: protestas en las calles con abusos, persecuciones, muerte de personas inocentes…en fin tanta crueldad. En mi caso particular, pienso en las veces que no he llevado gente en el auto y los ignoro, en las veces que no he participado de campañas de ayuda pudiendo hacerlo, en tantas cosas que he dejado de hacer y que para otro es una tragedia. Creo que se debe salir más de uno mismo, sentir lo que siente el otro. Algo que me ayuda, es en un día de frío salir sin abrigo al jardín y permanecer largos minutos solo sintiendo el viento helado para imaginar lo duro que será para alguien que no tiene techo.

 

Querido Señor: hoy me invitas a reconocer el dolor de los demás y a descubrir las veces que por mis acciones alguien puede estar sufriendo. Esto me conmueve y me hace implorarte que no dejes que esto me ocurra, no permitas que me insensibilice, que no te reconozca en el que sufre, que haga las cosas a medias perjudicando a alguien. No quiero quebrarle los huesos a nadie Señor, pero necesito que me ayudes, que me des de tu compasión para compadecerme de los que me rodean. Señor hoy te pido un corazón de carne y no un corazón de piedra. AMÉN