Evangelio según san Juan 21, 15-19
Viernes de la séptima semana de Pascua
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».
Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira
“Apacienta mis corderos”
Jesús parece decirnos: apacentar, cuidar, dar de comer, mantener vivos, a los corderos. Pero sobre todo, Amar a los corderos. Eso quiero que hagan con los que los rodean. A cada cual le toca su rebaño: sus hijos, sus empleados, sus vecinos, sus amigos…su responsabilidad es velar por ellos. Estar atentos a sus necesidades e ir más allá, amar a sus ovejas. Yo quise a mi rebaño hasta el extremo de dar la vida por mis ovejas. Ustedes también tienen la misión de amar ¿cuánto están dispuesto a dar por sus corderos?
Creo que la respuesta a la pregunta de cuánto amo a los que me rodean, tiene que ver con cuánto hago por los que quiero y también por los que no conozco: los necesitados, los que están solos, los que necesitan ayuda…dar tiempo, dar consejo, dar cosas materiales, dar cariño, dar refugio…día a día debiera preguntarme cuánto hice por el otro, o cuánto lo quise. Voy a incluir esta pregunta antes de acostarme.
Querido Señor amo a mis corderos: a mis hijos, a mi marido, a mi papá a mis alumnos… Hazme ir más allá a amar sin medida a todos los que pones en mi camino, con cariño, con certeza. Haz Señor, que busque los modelos adecuados que me lleven a seguirte convencida. Que el primer modelo sea tu madre que me espera en el Santuario. Gracias por ser un ejemplo único y mostrarme la forma en que debo amar a los demás. AMÉN