Evangelio según Lucas 12, 54-59
Viernes de la semana vigesimonovena del tiempo ordinario
Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: «Va a llover», y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: «Viene bochorno», y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira
“¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?”
Jesús parece decir: muchas veces tuve que contestar preguntas, cuando estaba entre ustedes. Preguntas que eran más bien, para ponerme a prueba, no porque no supieran las respuestas. Por eso la invitación que hoy les hago, es a conocerse, a mirar su interior y descubrir sus inquietudes más arraigadas. Pregúntenselas a ustedes mismos, la respuesta estará relacionada con lo que están viviendo, lo que está pasando a su alrededor, a cómo o con quien se están juntando. Sean valientes, Yo estaré a su lado para acompañarlos y el Espíritu Santo los guiará a la mejor respuesta.
No es fácil preguntar, hay temor de quedar como ignorante o inculta. Una sobrina me comentaba esto y llegamos a la estrategia de anteponer a la pregunta: “perdón la ignorancia, pero no sé tal o cual cosa”. Mis alumnos me hacen muchas preguntas y no siempre sé qué contestar. Gracias a Dios cuento con un gran equipo de trabajo que ya saben que prefiero pecar de ignorante y preguntar hasta la mínima duda para responder con claridad en las clases. Y para la vida, el Espíritu Santo no falla, solo hay que invocarlo.
Querido Señor: gracias por todo lo que me regalas. Gracias por mi trabajo que no solo me ayuda a sacar lo mejor de mí, sino que me rodeas de personas amorosas y acogedoras que me ayudan a ver tu rostro día a día. Te alabo por haberme hecho descubrir mi Ideal Personal que me ayuda a juzgar mejor lo que es justo. Ayúdame a tener a María siempre como mi educadora y no dejarme llevar por lo más fácil. Que el Espíritu Santo me guíe a descubrir las respuestas a las preguntas más íntimas y así encaminar mis pasos hacia el Padre. AMÉN