Evangelio según San Mateo 5, 27-32

Viernes de la semana décima del tiempo ordinario

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehena”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehena”. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio”.

 

Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira

 

El que mira a una mujer deseándola…

 

Jesús parece decirnos: la ocasión de pecado está siempre acompañada del consentimiento, de la voluntad o de la intención que se tenga con esa situación. Hay que ser muy cuidadoso con cómo se actúa, ya que, si se deja pasar solo una mirada, ya se está dando consentimiento a una actitud que puede pasar a ser más grave. La conciencia es sabia y actúa en conjunto con la voluntad. Yo les pido, robustezcan su voluntad, háganla sólida y recia para que a la hora de tomar conciencia que se puede caer en tentación, la voluntad los salve.

 

Creo que el mensaje es a ser cuidadosos. Todos los días me veo expuesta a tentaciones, desde comer a deshora hasta decir algo de lo que me puedo arrepentir. Creo que ahí está la sabiduría, como don del Espíritu Santo, ella nos puede iluminar acerca de lo que se debe hacer y lo que no. Tomar conciencia de las consecuencias que tienen mis decisiones, me ayuda a pensar mejor y dar tiempo para madurar alguna idea o pensamiento. Otra virtud que me gusta conquistar es la prudencia, saber callar, saber decir lo justo y necesario. Creo que la invitación de hoy es a invocar al Espíritu Santo para pedir sabiduría y actuar con prudencia.

 

Querido Señor: Hoy me invitas a tener fuerza de voluntad, a actuar con prudencia, y lo primero que pienso es en tu madre María. Ella cuidó cada detalle con celoso cuidado y supo que era importante callar en su momento y hablar en otro actuando con sabiduría y prudencia. Haz que pueda recordar que Ella guardaba las cosas en su corazón sin actuar en forma desmedida. Ella es la gran educadora, quiero que ella me eduque, me transforme y me ayude a cuidar cada detalle de mi exterior y de mi interior para reflejar tu presencia a los demás. AMÉN