Evangelio según san Mateo 5, 27-32
Viernes de la décima semana del tiempo Ordinario
San Antonio de Padua, presbítero y doctor
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero Yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero Yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio.
Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira
“El que mira a una mujer deseándola…”
Jesús parece decirnos: la ocasión de pecado está siempre acompañada del consentimiento, de la voluntad o de la intención que se tenga con esa situación. Aquí en el caso del adulterio, hay que ser muy cuidadoso con cómo se actúa, ya que, si se deja pasar solo una mirada, ya se está dando consentimiento a una actitud que puede pasar a ser más grave. No se trata de ser reprimido o escrupuloso al extremo sino más bien, no permitirse pequeñas acciones que otros puedan tomar como normales y así actuar con libertad en las relaciones.
Esta frase de Jesús puede tomarse como dicen los jóvenes: Brígida. Pero creo que el mensaje es a ser cuidadosos. Muchas veces uno escucha que tal o cual se enamoró de alguien así no más sin quererlo y rompió su matrimonio. Sin embargo, siempre hubo un primer paso que dio pie al segundo y así…. Esto también corre para otros planos en que uno se permite una pequeñez que califica inocente, pero que muchas veces es el inicio de algo grave. Es como alguien que está a régimen y se permite salirse una vez, es más fácil que vuelva a caer. Creo que la invitación de hoy es a fijarse en los detalles y darle la importancia que merecen.
Querido Señor: Hoy me invitas a fijarme en los detalles y lo primero que pienso es en tu madre María. Ella se preocupó de cada detalle con celoso cuidado y supo que era importante callar en su momento y hablar en otro. Ella es la gran educadora, quiero que ella me eduque, me transforme y me ayude a cuidar cada detalle de mi exterior y de mi interior para reflejar tu presencia dentro de mí. Haz que recuerde siempre rezar el Padre Nuestro y repetir: “no nos dejes caer en la tentación” pero conscientes que uno también debe cuidarse de no hacerlo. Señor, condúceme al Santuario. AMÉN