Fiesta de San Pedro y San Pablo

Evangelio según San Mateo 16, 13-19

Sábado de la semana duodécima del tiempo ordinario

 

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el hijo del hombre? ¿Quién dicen que es? Ellos le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías o algunos de los profetas. Y ustedes – les preguntó – , ¿quién dicen que soy? Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el  cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro,  y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.

 

Meditación de Gonzalo Manzano González.

 

“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder dela muerte no prevalecerá contra ella.”

 

Jesús parece decirme: Mi Iglesia es mía, y porque es mía, nada ni nadie la destruirá. Ni siquiera ella misma, con ningún intento que haga alguno de sus miembros, logrará destruirla. El Diablo no tendrá ninguna posibilidad de derrotarla, por mucho que así parezca y por mucho que algunos de ustedes se alejen de lo que Yo les encargué como misión. Ustedes son mi Iglesia, el Pueblo de Dios, elegidos desde un principio para ser los predilectos de mi Padre. No se trata de que sea infalible y que siempre esté en lo correcto; se trata de que los humanos siguen un camino trazado por Mí en el Evangelio, y de abrir los ojos de los que no creen en Mi. Iglesia santa y humana a la vez.

 

San Francisco tuvo problemas para redactar la regla de su Hermandad, porque decía que la regla era el Evangelio mismo. Ese camino que trazó Cristo y que sus discípulos predicaron desde Pentecostés, es nuestra Iglesia. Claro que en muchos casos me he visto cuestionando opiniones, decisiones o costumbres de la Iglesia, pero si vuelvo nuevamente a la base fundamental que la construyó, no puedo evitar amarla y querer colaborar con mi vida a su crecimiento, porque quiero que más y más personas se gocen en la felicidad que trae el creer en Cristo. Es difícil, porque veo que no siempre la Iglesia “ayuda” a que ellos se conviertan, pero sigo amándola como a Cristo.

 

Señor Jesús, hoy te pido por tu Santa Iglesia, por todos los que la componemos, desde el más nuevo de sus miembros bautizados hasta el Papa, sus obispos, y todos los santos que han tenido la dicha de formar parte de ella. Te pido para que todos y cada uno de nosotros volvamos siempre nuestra vista a tu Evangelio. Te pido que, más allá de la exteriorización de nuestros pensamientos o las acciones que hagamos, podamos reconocer al menos en nuestro fuero interno el camino que Tú nos propones en tu Palabra, y pongamos todo de nuestra parte para enmendar nuestro andar por la tierra, reconociendo nuestros pecados y buscándote en todo corazón y lugar. AMÉN.