Evangelio según San Marcos 10, 13 – 16

Sábado de la séptima semana del tiempo ordinario

Le trajeron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él”. Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

 

Meditación de Gonzalo Manzano González

 

“Jesús se enojó y les dijo: ‘Dejen que los niños se acerquen a mí’”

Jesús parece decirme: En verdad me enoja que reprendan sin motivo. Tengan claro que está bien corregirlos porque se equivocan, porque es tarea de todo padre corregir a sus hijos para enseñarles a ser mejores personas. Es parte de la tarea que se les encomienda cuando abrazan la vocación de ser padres. Pero eso no implica faltar a la caridad o imponer una autoridad mal concebida o aplicada. La educación y formación de los niños es una responsabilidad que a nadie le enseñan, pero que vista desde el propio mensaje del Amor que les entregué, verán que corrigen desde el amor; cualquier cosa que les digan está alumbrada por él.

 

Mucha gente discute si nuestros padres se pasaron de estrictos, y que eso nos llevó a suavizar al máximo nuestra autoridad, para no violentar a nuestros propios hijos. Es verdad que hay muchas cosas que he preferido cambiar respecto de cómo me criaron a mí, al momento de ver cómo yo quiero criar a mis hijos, pero hay otras tantas que en su momento no entendí y que ahora veo tan claras. Tuve la suerte de tener padres que me amaban y que en verdad querían y quieren lo mejor para mí. Quiero ser lo mismo para mis hijos, y efectivamente acercarlos a Cristo, tal como Él me pide que lo haga.

 

Señor Jesús, te agradezco de corazón por la enorme bendición que me diste de tener esta familia preciosa. Son mi más grande tesoro en esta tierra, y quiero poner mi esfuerzo y amor en que esta familia que me has encargado sea un aporte a tu Reino. Te alabo de corazón por regalarme la fe, y por permitirme mostrárselas a ellos de forma auténtica y transparente. Quiero ofrecerles a ellos las mismas oportunidades que ellos me dieron para acercarse más y más a Ti, y que ellos mismos vayan descubriendo su propia vida de fe en las experiencias de la vida a las que intento exponerlos. Bendice a las personas que estamos en este camino. AMÉN