Evangelio según san Juan 16, 12-15

Miércoles de la sexta semana del tiempo de Pascua

 

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”.

 

Meditación de Osvaldo Iturriaga Berríos

 

“Tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora”

 

Siento como si el Señor me dijera “hay muchas cosas que hoy no podrás comprender. La sabiduría de Dios es mucho más grande y profunda que la de cualquier persona, y sus criterios son muy distintos a la lógica simplemente humana. Pide entonces recibir el Espíritu que te irá revelando lo que  hoy te sea dado conocer, y no tengas la soberbia de pretender entender todo o de tener todas las respuestas. Hay ciertas verdades que traspasan la experiencia humana y que solo podrás comprender cuando ya seas uno con el Padre”.

 

Muchas veces siento que mi fe se desafía o tambalea cuando hay situaciones que no logro comprender o que me parece que carecen de sentido. Sobre todo cuando veo situaciones de extrema injusticia, crueldad o maldad, y me pregunto dónde está Dios en todo esto, por qué permite tanto sufrimiento de inocentes. Este Evangelio me recuerda que mi entendimiento es muy limitado y que hay cosas que solo pueden ser comprendidas desde la comunión profunda con Dios a través del Espíritu. Me invita a confiar que Dios quiere lo mejor para mí, aunque ahora yo no lo comprenda.

 

Señor, creo en que Tú eres el Dios que ha creado toda la existencia y el universo, incluso aquellos fenómenos que ni toda la ciencia humana es capaz de explicar. Dame la fe de creer realmente que quieres lo mejor para cada uno de tus hijos, y que Tú siempre tienes la última palabra, incluso ante la muerte y la maldad. Dame la humildad para aceptar mis limitaciones y la apertura de corazón para recibir tu Espíritu y no poner trabas a su acción en mí, para así poder ser instrumento de tu Amor y Paz en el mundo. AMÉN