Evangelio según Lucas 12, 39-48
Miércoles de la semana vigesimonovena del tiempo ordinario
Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: «Mi señor tarda en venir», y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.
Meditación de Andrés Osvaldo Iturriaga Berríos
“¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!”
Siento como si el Señor me dijera “¿estás viviendo tu vida pensando en la Eternidad, o preocupado solamente de lo inmediato? ¿Estás aprovechando el tiempo que se te ha dado, o lo malgastas en superficialidades? ¿Vives pensando “todavía tengo mucho tiempo”? No lo sabes, como tampoco sabes qué pasará mañana. Por eso, el tiempo de la conversión es hoy, no más adelante cuando se cumplan ciertas condiciones o logres ciertas cosas. Estás llamado a ser santo desde este momento, a construir desde ahora el Reino de Dios.”
La frase “vive cada día como si fuera el último” parece algo tan trillado, tan de slogan de autoayuda, que olvido que tiene un origen profundo y trascendental en el Evangelio mismo. Vivo creyendo que tengo el poder de controlar todo, de que mis planes se irán cumpliendo, pese a que he visto tantas veces en mi vida y en la del mundo en general cómo mis seguridades son tan frágiles y pueden derrumbarse de un segundo a otro. Hoy el Señor me recuerda que lo único realmente sólido y duradero es Él, y que la invitación a seguirlo es ya. De lo contrario, puede ser demasiado tarde.
Querido Señor, quiero tanto poder seguirte, pero muchas veces siento como si estuviera adormecido entre tantas presiones del día a día, tantos proyectos pequeños y grandes, tantas distracciones que me hacen postergar una y otra vez el encuentro real y profundo contigo. Dame la fuerza y la constancia para superar esas cosas que me alejan de Ti, y la humildad para recordar que soy una creatura débil y pequeña, que depende totalmente de Ti. Ayúdame a hacerme pequeño para que Tú entres en mi corazón y hacerte grande en mí, hoy. AMÉN