Evangelio según Marcos 6, 34-44
Martes del tiempo de Navidad
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer”. Él respondió: “Denles de comer ustedes mismos”. Ellos le dijeron: “¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?” Jesús preguntó: “¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver”. Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco panes y dos pescados”. Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Meditación de Juan Francisco Bravo Collado
“Denles de comer ustedes mismos”
Jesús: “Veo que esperas que la Iglesia haga muchas cosas con tus hermanos. Veo tus expectativas con tus pastores, con los otros laicos, con los jóvenes, con los grupos de ancianos, con los movimientos apostólicos, con tu grupo de matrimonios. Y se parece a la actitud de los discípulos: ‘tendría que comprar doscientos denarios de pan’. No los tienes. Y quieres que yo te haga el milagro antes de que tú salgas a solucionar tu problema. No va a ser así. Dales de comer tú mismo. Agarra tus cosas y muévete para que las cosas resulten. El milagro es después de que empiezas a repartir lo que no tienes.”
Ante este texto me siento interpelado. Me he comprado el discurso de que ‘no se puede entregar lo que no se tiene’ y veo que en este texto, es exactamente lo que pide Jesús ¡Se me invita a dar lo que no tengo! Mi experiencia de fe y de Iglesia ha sido tan enriquecedora, que no puedo dejar de compartirla. Siento que es ridículo que se me pida una tarea tan descomunal. Sé que hay personas mejores y mejor preparadas para hacerlo. Pero también sé que Dios fecunda en lo más pobre y que de algún lado va a salir el milagro.
Jesús, no sé de dónde voy a sacar para dar de comer a los que me rodean, pero confío en Ti. Dame fe en tu Providencia. Hazme darme cuenta de tu generosidad. Dame poder entregar aquello que mis hermanos necesiten, aunque yo no lo tenga. Hazme fecundo para Ti y para tu reino. Hazme fértil para conducir hacia la mesa de tu Padre. Hazme agradecido, alegre, transparente, sencillo y trabajador para caminar con mis hermanos a la mesa de tu Padre. AMÉN