Evangelio según san Lucas 8, 19-21

Martes de la semana vigesimoquinta del tiempo ordinario

 

La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte”. Pero Él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”.

 

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

 

Los que escuchan la Palabra de Dios

 

Es como si Jesús me dijera: “Mi familia es quienes escuchan la Palabra de Dios y la practican. Entonces ven conmigo a ser familia. ¿Dónde la encuentras? El verbo –la Palabra- de Dios se hizo carne y habitó entre vosotros; soy Yo: y tú me conoces y me seguirás conociendo. La Palabra de Dios también está en la Biblia: la conoces. La tradición y la liturgia de la Iglesia también son Palabra de Dios: ahí está, la conoces a través del catecismo, de la eucaristía y los otros ritos. Por último, el Espíritu Santo infunde la Palabra de Dios en ustedes; en tu alma, en tu historia, en tu ser: los conoces.”

 

Me abruma este texto. ¿Niega Jesús a los suyos o nos incluye a todos? No lo sé bien, pero tengo trabajo, porque aunque no soy capaz de aprehender la Palabra de Dios integralmente, sí sé algunas cosas, que no son pocas, y que no las practico. Entonces, como en todas las cosas de mi vida actual, veo que debo aceptar y abrazar, y tomar esto que me regala Jesús con sencillez, ponerlo en el lugar correcto y trabajar. De a un paso a la vez, con diligencia y concentración. Haciendo el trabajo pequeño sin retrasarme ni ponerme a dar vueltas.

 

Jesús, amigo y hermano, Tú me invitas a ser familia contigo. Bendice a mi familia y acéptame como uno de los tuyos. Envía el Espíritu Santo para que yo pueda escuchar la Palabra de Dios. Háblame a través de mi relación contigo, de los textos sagrados, de la tradición de la Iglesia y de todo lo que soy y me rodea. Dame paciencia, serenidad y sabiduría para poner los recursos, la atención y el trabajo donde está tu Palabra. Acompáñame en este tiempo de trabajo, oración y discernimiento. Quiero ofrecer lo que hago para que tu Reino se haga presente. AMÉN