San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia

Evangelio según San Mateo 19, 23-30

Vigésimo martes del tiempo ordinario

 

Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?” Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”. Pedro, tomando la palabra, dijo: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?” Jesús les respondió: “Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros”.

 

Meditación de Francisco Bravo Collado

 

¿Qué nos tocará a nosotros?

 

Pareciera que Jesús me dice: “Ven tú, y vive como los que lo dejan todo para seguirme. ¿Te avergüenza tu pecado? ¿Eres consciente de tus faltas? Déjame eso a Mí. Entrégate a vivir tu vida -tu presente- como ofrenda. Deja de guardarte cosas y sectores para ti. Date a tus hermanos y el mundo, vacíate de tu miedo, de tu autoimportancia y de tu flojera. Sé valiente, sencillo y trabajador. Yo te doy el ciento por uno, así que confía y alégrate. Vive tranquilo. Respira y trabaja. Cada pequeño sacrificio que hagas te irá poniendo en el lugar que te corresponde para ser parte de la gracia que quiero derramar a través de ti.”

 

¿Qué me va a tocar a mí? ¿Qué pasará conmigo después que yo muera? ¿Habrá algo que argumentar, algo que discutir, si Dios lo sabe todo? Yo he tratado de seguir a Jesús, he tratado de escuchar a mi corazón… y simultáneamente hay muchísimo de lo que no me enorgullezco: he vivido como estos ricos que no caben por el ojo de una aguja. No estoy tranquilo. Creo que en este texto Jesús me invita a dejarme de sobrepensar cada cosa y a enfocarme en entregar mi parte para el crecimiento.

 

Jesús, quiero responder a tus preguntas: me avergüenza y soy consciente de mis pequeñeces, y te pido que me des fuerza para trabajar a pesar de ellas. Que pueda ofrecer e intencionar mis pequeñas acciones diarias. Que tenga humildad y sabiduría para reconocer tu amor y aceptar los regalos que me das. Bendíceme a través de los míos; bendice a los míos a través de mí. Dame vivir y vivificar mi organismo de vinculaciones. Regálame Amor para dar y recibir. AMÉN