Santos Marta, María y Lázaro

Evangelio según San Juan 11,19-27

Lunes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario

 

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

 

Meditación de Francisco Bravo Collado

 

“Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa”.

 

Pareciera que Jesús me dice: “Mira la cantidad de detalles que puedes encontrar en esta lectura. Fíjate en mi amor de amigo, en mi llanto, en mi confianza en su resurrección, en la oración confiada de mi Padre. Y hoy día, fíjate especialmente que es Marta quien sale a mi encuentro. La nueva Marta ¡que antes no podía dejar de lado las labores domésticas! Ella pasó por una conversión y, el gesto de salir afuera a buscarme es una renovación de esa conversión. Esos son los gestos que me conmueven, que ustedes vuelvan una y otra vez a la conversión que vivieron conmigo.”

 

En este texto tan hermoso que nos dice tanto de Jesús, hay un detalle que me llama la atención: cuando Él va a ver a su amigo muerto, no es María  quien sale a su encuentro, sino que Marta. Y anteriormente, Marta había preferido dedicarse a cosas domésticas, y reclamaba porque María se pasaba el rato con Jesús. Es decir, Marta se convirtió. Ahora es distinta. Aprendió. Corrigió lo que hacía antes y ahora lo hace de una mejor manera. Hoy quiero aprender a hacer lo mismo. A dejar de hacer lo que no me sirve y aprender a hacer lo que me sirve para estar más con Él. Hoy día Jesús nos llama a una nueva conversión más definitiva.

 

Jesús, te alabo y te doy gracias por esta historia que nos dejas en el Evangelio. Gracias por mostrarnos tu ternura de amigo, tu sencillez filial, tu confianza en el Padre eterno. Enséñanos a creer en Ti, y ver la gloria de Dios que Tú prometes. Ayúdanos a aprender a salir a tu encuentro, y dejar de lado una vez más las antiguas costumbres que nos alejaban de Ti. Haznos tuyos, regálanos tu Resurrección, y llámanos a caminar contigo hacia el Padre. AMÉN