Evangelio según Juan 3, 1-8

Lunes de la segunda semana de Pascua

 

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que Tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que Tú haces, si Dios no está con Él”. Jesús le respondió: “Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” Jesús le respondió: “Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Ustedes tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”.

 

Meditación de Francisco Bravo Collado

 

¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo?

 

Jesús me dice en este texto: “Tú sabes quién soy Yo. Tú sabes que los signos que yo hago no los podría hacer alguien que no venga de mi Padre. Y sabes bien que tú mismo vas hacia mi Padre. Pero si no naces de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. ¿Que no sabes cómo? Ponte a trabajar y a buscar, entonces. Si no sabes cómo hacerlo es porque no has trabajado en ello lo suficiente. ¿Rezas? ¿Te confiesas? ¿Recibes los sacramentos? ¿Ayudas a tus hermanos? ¿Tienes dirección espiritual? ¿Vas al Santuario? ¿Cómo vas a nacer del agua y del Espíritu si todo lo que haces está en la carne, por la carne y para la carne? Deja que sea el Espíritu quien te guíe, pero no pidas que actúe si tú no haces la parte tuya del trabajo”.

 

Creo que entiendo cómo se sentía Nicodemo. Ya no soy joven: tengo un montón de prejuicios y mañas. Y, sin embargo, Jesús me dice que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios. ¿Cómo lo hago? No sé bien por dónde empezar: ¿Dejo de hacer algo? ¿Empiezo algo nuevo? ¿Me cambio de casa? ¿Me concentro mejor en mi trabajo? ¿Cambio mi trabajo? No entiendo bien. Lo que sí puedo hacer es seguir el camino de discernimiento que ya he hecho tantas veces y confiar. Escuchar las voces de Dios, decidir y hacer, revisar si lo que decidí y lo que hice está bien hecho. Me siento un poco desorientado, pero sé que tengo que confiar.

 

Jesús, yo quiero ver tu Reino, pero me he aviejado y me cuesta. Me he llenado de prejuicios y paradigmas. Ven y déjame nacer de nuevo. Enséñame a buscar los caminos tuyos, para que pueda nacer de nuevo. Regálame la voluntad y la libertad que requiero para nacer nuevamente. Y si no soy capaz de hacerlo solo, que la Providencia me ponga en el camino qué necesito para volverme nuevamente niño y dejártelo todo a Ti; aun cuando me signifique dolor y dificultades. Dame la fuerza que necesito para no solamente pedirte, sino que pueda buscar activamente tu voluntad. AMÉN