Evangelio según Mateo 7, 1-5
Lunes de la duodécima semana del tiempo ordinario
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: «Deja que te saque la brizna del ojo», teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
Meditación de Francisco Bravo Collado
“La medida con que ustedes midan”
Siento que Jesús me dice: “No juzgues: mejora tú. Primero la viga en tu ojo. Primero conquista tu casa. Pero que no juzgar no sea excusa para dejar de hacer tu labor en el mundo. Tú te sientes confundido con esto y no sabes cuál es el punto. Recuerda, entonces que la medida con la que midas es la que se utilizará para ti. Tienes mucho que arreglar aún y, precisamente, esa es la medida que debes buscar cumplir antes de salir. La medida en la que puedas mirar tu propia vida y juzgarte con serenidad y apertura.”
Me siento confundido ante este evangelio. Estoy en un tiempo de cambios, de movimientos, de definiciones. En un tiempo de evaluaciones, de sacar conclusiones y programar avances. Me faltan cosas por arreglar: cosas que no he hecho bien, he jugado desde posiciones donde no aprovecho el potencial que Tú me has dado. Y es precisamente al sopesar de cuánto soy capaz, cómo has puesto tanto bueno de Ti en mí, que veo que debo apurar el paso. Siento arrepentimiento y ganas de hacerlo mejor. No estoy en una época en la que deba mirar a los demás para juzgarlos. Debo ordenar lo mío y ponerme a trabajar para Ti.
Jesús, necesito fuerza y convicción. Dámelos. Dame voluntad y capacidad de enfrentar los obstáculos uno a uno, desde lo más pequeño, desde lo más sencillo. Dame la gracia de aspirar a lo más grande, a lo más excelente, a lo más profundo que pueda imaginar para mi propia vida. Bendice a mi familia, especialmente a mi mujer y al hijo que viene en camino. Bendice mi trabajo y a quienes se encuentra contigo a través de mí en él. AMÉN