Evangelio según Mateo 28, 8-15
Lunes de la Octava de Pascua
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: «Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos.» Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
Meditación de Bernardita Marín Paúl
Jesús salió al encuentro y les dijo: Alegraos.
Creo que el Señor me quiere decir: lo prometido está. Alégrate de verdad, pues he salido a tu encuentro para darte nueva vida; esa que no muere, que es luz en el camino, agua de vida eterna, alegría del que sufre, esperanza para el desvalido, riqueza para el que no tiene nada. Esa es la vida a la que, con mi muerte y Resurrección, puedes acceder y conocer. Cree y no desfallezcas, que el camino conmigo es más llevadero.
La muerte y Resurrección de mi Señor son la base de mi fe. Nos permite vivir la vida basada en la certeza de que el Señor se entregó por nosotros para así generar otra forma de ser y de existir; es una vida sin límites. Es sobrenatural y, gracias al Señor, tenemos acceso a ella. Vida en el Señor, con Él y para Él. Que nos llena de esperanza y profunda alegría, que nos da la paz de que al final del camino estaremos libres y satisfechos del camino recorrido, en su compañía.
Señor mi Dios, quiero conocer esa alegría profunda de tenerte y saber que Tú eres la fuente de vida. Tanto ajetreo y esfuerzo por resolver todo lo humano, que se nos olvida confiar y descansar en tus brazos. Enséñame a conjugar tus verdades y darles el verdadero espacio que tienen y así alegrarme y alegrar a los que me rodean, ya que Tú, has cumplido y nos has regalado Nueva Vida y vida en abundancia. Que así sea. AMÉN