Evangelio según san Juan, capítulo 14, 21-26

Lunes de la quinta semana de Pascua

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»

 

Meditación de Francisco Bravo Collado

 

“Para que no se escandalicen”

 

Es como si Jesús me dijera: “Lo que yo quiero es que tú te abras al Espíritu Santo, y des testimonio de Mí. De tu amistad conmigo, de tu historia conmigo. Ya ha sido bastante de hablar del amor en teórico, de la fidelidad en abstracto, del bien en general. Quiero que des testimonio de Mí, y de cómo caminamos juntos en particular. En tu vida, en tu pasado, en tu calle, tu casa y tu trabajo. Y eso remece, transforma, conquista… y también causa anticuerpos, genera suspicacias, etc. No se trata de que tú andes por ahí de revolucionario, de enderezador de entuertos, de iluminado… se trata de que permitas que los demás vean lo bien que te ha hecho ser amigo mío.”

 

Pienso para mí mismo: si no me echan de las sinagogas, si no hay nadie pensando en darme muerte, si no remezo a mis hermanos… ¿estoy mal? ¿Estoy siendo tibio? ¿Debería, acaso, ser más confrontacional? ¿Debería decirles a los demás cómo vivir, aun sabiendo que yo no vivo como quisiera? Creo que no necesariamente. Pero sí debo examinar si cuando hablo de amor, de armonía, de perdón, de alegría, de humanidad… soy suficientemente transparente como para mostrar que conozco todo aquello a través de una persona particular que existió en la historia: Jesús. Y que yo mismo tengo una historia de muchos años de amistad con Él.

 

Jesús, perdón porque a veces guardo silencio cuando hablan de Ti. Perdón porque dejo que mis tendencias a teorizar o llevar todo a ideas generales hacen que deje de ver las cosas como son. Envíame tu Espíritu para que yo descubra y reconozca el amor del Padre en mi historia particular y cotidiana. Dame la alegría de mostrar con sencillez cuánto me has regalado. Dame sabiduría para saber cómo y cuándo dar testimonio de Ti. Dame seguridad para perseverar cuando otros se escandalizan. Dame sencillez y humildad cuando debo enfrentar oposición y críticas. AMÉN