Evangelio según Mateo 7, 21. 24-27
Jueves de la primera semana de Adviento
Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
“Todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca”.
Jesús parece decirnos: busquen al Padre Dios y pongan en práctica su Palabra. Él los conoce completamente, los ama tal como son, y su misericordia es inmensa. El extiende su mano y quiere generar un vínculo con cada uno de sus hijos; un vínculo fuerte que resista las caídas, las dificultades, que te acompañe cuando estás necesitado y te levante cuando estás caído. Un vínculo filial que les permita experimentar la alegría del Reino de los Cielos todos los días de su vida. Así, llenos del Espíritu de Dios, ustedes se podrán vincular integralmente con su entorno.
Creo que hoy Jesús me está llamando a generar vínculos profundos, en primer lugar con Dios y con Maria, y luego también con mi familia, mis amigos, con mis compañeros de trabajo, con ciertos lugares que me marcaron, con las cosas y la naturaleza, con las ideas. Y la voluntad de Dios es que estos vínculos que generamos estén fundados en su Palabra: en definitiva, en el amor a Dios y al prójimo. Así estaremos edificando la vida sobre una base ciertamente sólida. Debo identificar los factores que me impiden generar estos vínculos.
Querido Jesús, quiero estar más cerca de Ti, en comunión, para logar descubrir lo que Dios quiere para mí. Fortalece Señor mi voluntad para mantenerme atento y con fe en toda circunstancia, y no permitas que me aleje de Dios arrastrado por los torrentes de este mundo. Ayúdame a salir al encuentro de los demás, con alegría y confianza, y que mi fe se traduzca en obras concretas y vínculos duraderos. Gracias, Jesús por tu Cruz, ejemplo de entrega, de amor y de fidelidad a Dios. AMÉN