Evangelio según Mateo 6, 7-15

Jueves de la undécima semana del tiempo ordinario

 

Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”.

 

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

 

“Padre nuestro”

 

Jesus parece decirme: acércate a Dios, tu Padre que está en el cielo, igual como lo hacen los niños cuando acuden a sus padres: con total confianza, alegría y esperanza. Recuerda que Él te conoce completamente y sabe cuáles son tus necesidades. Háblale con humildad a Dios, de forma sencilla y desde el corazón. Hazle preguntas y luego escucha, haz silencio, y piensa en su querer más que en el tuyo. Aprende a gozar y buscar esos momentos de oración, porque serán una inagotable fuente de vida para ti.

 

Tengo un Padre en el cielo. Un verdadero tesoro me dice Jesús. Podría conocerlo más, intentar escucharlo más, para descubrir lo que quiere de mí. Debería hacerle más preguntas, como los niños a sus papás… por qué esto, o por qué lo otro, como hago esto, que quieres de mi ahora. Quisiera aprender a escucharlo más y mejor, para descubrir su querer y que su Reino venga a mi corazón, para guiar mis acciones e iluminar mi camino. Como propósito quiero conquistar más momentos de oración ¿Qué me distrae o aleja de la oración?

 

Padre bueno, que estás en el cielo: sé que me amas, sé que me conoces y sé que me escuchas cuando me acerco a Ti. Gracias por enseñarme a rezar y por estar siempre atento y disponible. Ayúdame a ser más como María que te escuchó con humildad y que luego actuó en consecuencia según tu querer, buscando cumplir tu voluntad. Padre nuestro, Tú me regalaste la misión de ser papá; te pido la gracia de ser bueno para mis hijos y poder responder a ellos como Tú lo harías. AMÉN