Evangelio según Mateo 11, 28-30
Jueves de la decimoquinta semana del tiempo ordinario
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré”.
Jesús parece decirnos: Vengan a Mí día a día, quiero permanecer junto a ustedes mientras avanzan por la vida. Aquí encontraran paz y verdadero alivio a sus preocupaciones. El mayor regalo que pueden dar a Dios Padre es que vayan a Él; y Él les hará la carga más llevadera, y así ustedes tendrán la capacidad para procurar alivio y descanso a su familia y hermanos que más lo necesitan. Sean buenos y misericordiosos como Dios es con ustedes.
La promesa de Jesús es concreta: si abrimos el corazón para acercamos a Él y buscamos quedarnos en su presencia encontraremos verdadero alivio y paz. Pero depende de mí, así como diariamente cargo la batería de mi celular o computador, así es como necesito ir a Jesús diariamente, de una forma u otra (oración, meditación, sacramentos, caridad, conocer su Palabra, etc) para recargar mi alma con la paz y mansedumbre que Jesús regala, para encontrar la sabiduría que viene de Dios.
Querido Jesús, gracias por acogernos y ofrecernos día a día tu compañía que nos da alivio y paz. Gracias por mostrarnos el camino y ser ejemplo de humildad, misericordia y entrega incondicional, para dar testimonio del infinito amor de Dios por cada uno de nosotros. Tú que nos mostraste el camino de la Cruz y nos ayudas a cargar la nuestra, no dejes que abandonemos tu presencia. Te pido Señor por todos aquellos que más sufren el paso de la vida, envíales tu paz a través de tantos que te llevan en el corazón. AMÉN