Evangelio según San Mateo 18, 21-19,1
Jueves de la XIX semana del tiempo ordinario
San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir
Se acercó Pedro y le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: ‘Dame un plazo y te pagaré todo’. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Éste lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?’ E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”. Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?
Jesús parece decirme: Recuerda que Dios es compasivo y misericordioso ante la debilidad de todos y así también ustedes deben buscar seguir ese ejemplo. Solamente unido a Dios se pueden hacer cosas que parecen muy difíciles como es el perdonar de corazón. Evita el rencor y el ánimo de venganza porque solo llenarán tu corazón de odio. Sé compasivo ante quienes te ofenden y ante quienes piden tu favor. Y cuando tu caigas, sé humilde y oportuno para pedir perdón ante Dios y ante tus hermanos.
Pienso que el ejercicio del perdón es necesario para no acumular esa carga que me aleja de otros y también de Dios. El aparente conflicto entre justicia terrenal y misericordia tengo que rezarlo para entenderlo mejor con la gracia de Dios. Para recibir el perdón hay que pedirlo con humildad, no se puede exigir perdón sin pedirlo. Necesito ser más atento para descubrir que comportamientos, acciones o actitudes, pueden causar dolor a otros. Mirar mis debilidades o errores antes de fijarme en las debilidades de otros.
Querido Señor sé que mi deuda ante Ti es enorme. Reconozco que tu grandeza y tu misericordia son infinitas; eres humilde y paciente con cada uno de tus hijos que vuelven arrepentidos hacia Ti para pedirte perdón. Señor, ayúdame a saber entender la justicia del mundo y que esta no se contraponga con tu llamado al perdón y a la misericordia que Tú nos invitas a seguir. Señor, con humildad te pido la gracia de perdonar como Tú lo haces y así poder ser instrumento de tu perdón. AMÉN