San Benito, abad

Evangelio según Mateo 19, 27-29

Jueves de la decimocuarta semana del tiempo ordinario

 

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».

 

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

 

Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente

 

Jesus parece decirnos: vayan y den testimonio de Dios en su camino por la vida. No pido grandes obras, ni un montón de sabiduría, solo entrega sencilla y desinteresada. No se preocupen de cómo van a hacerlo, tengan confianza y recuerden que Yo estaré siempre con ustedes. Estén atentos, para que no pierdan la oportunidad de compartir esos sencillos y simples actos: acercarse al que pasa momentos difíciles, dar al que pide, agradecer la vida, intentar transmitir alegría y paz. Así darán testimonio del amor que Dios les ha regalado.

 

¿Estaré siendo un buen testigo del amor de Dios? En este Evangelio creo que Jesús me invita a imitar su ejemplo de vida: a darse generosamente para el bien de otros y así ser testigo de su amor. Si Dios me ama incondicionalmente, entonces tengo que intentar amar sin condiciones, sin exigir “méritos” de otros. Sin duda esto a veces me resulta difícil. Me parece importante saber reconocer todo el amor que Dios regala, y en consecuencia buscar compartir ese tesoro con otros sin medida.

 

Querido Jesús, gracias por tu amor y tu entrega incondicional por cada uno de nosotros. Te pido me ayudes a no olvidar el llamado que me haces de ser verdadero apóstol tuyo. No permitas Señor que el quehacer diario me aleje de lo fundamental y que pueda vivir con la alegría de saberme amado por Dios. Tú me conoces, pongo ante Ti mis debilidades, mis talentos y mi anhelo de ser un digno apóstol tuyo. Concédeme la gracia de estar más atento a otros y la capacidad para saber entregar gratuitamente. AMÉN.