Evangelio según san Lucas 11, 5-13

Vigesimoséptimo jueves del tiempo ordinario

 

Jesús dijo a sus discípulos: Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle”, y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos”. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!

 

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

 

¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan! 

 

Jesús parece decirnos: quiero encontrarme contigo y me ofrezco para darme a ti, a través de mi Espíritu Santo. Pero necesito de ti, necesito que me busques, que me llames, que me compartas tus necesidades, tus anhelos, tus debilidades, tus alegrías. Yo estaré siempre atento a escucharte y te ayudaré a soportar la carga que te toque vivir en tu vida. Ten confianza y esperanza, no te desanimes, mis tiempos y respuestas tal vez no sean las que esperas, pero llegarán y serán fuente de paz y alegría para ti.

 

Jesús me llama a establecer una relación de amor con Dios y manifestar ese amor mediante la oración: como hijos que hablan y piden con cariño a su Padre con total esperanza de recibir lo mejor para sí.: ¡el Padre del cielo les dará el Espíritu Santo si se lo piden! Qué grande es la promesa de Jesús. Reconozco que necesito la gracia de Dios para rezar con constancia y perseverancia, independiente de los momentos que esté viviendo. Necesito humildad y también valentía para rezar con la confianza que Jesús me pide.

 

Querido Jesús: sé que me amas y quieres estar conmigo. Perdón por mi indiferencia ante tu bondadoso ofrecimiento y entrega. Regálame Señor, la gracia de hacer una oración perseverante y verdadera para encontrarme contigo. Y si logro rezar como Tú me lo pides, dame un corazón puro y la confianza de un niño para saber acoger tu Santo Espíritu.  Santísima Virgen María, fuente infinita de gracias, ayúdame a saber rezar para encontrarme verdaderamente con tu hijo Jesús. AMÉN