Evangelio según San Juan 6, 24-35
Domingo de la decimoctava semana del tiempo ordinario
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra que Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». Le replicaron: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer “». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».
Meditación de Francisco Bravo Collado
“¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?”
Jesús me dice: “Lo que yo les pido en primer lugar es que se acerquen a Mí, que crean en Mí, y sean mis amigos. Antes de pedirles obras, les pido que estén a mi lado y que me den su corazón. Pero ustedes son como los hombres de esa época, aquellos que rodean el lago no porque quieren estar conmigo, sino que porque quieren más pan. Quieren empezar haciendo y mostrando, pero yo les pido que empiecen creyendo. Y esto les incomoda. Yo les ofrezco una fecundidad que es menos visible, pero muchísimo más fértil y profunda. Pero primero crean en Mí.”
¡Cuántas veces nos preguntamos qué es lo que debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios! Cuando cantamos, cuando rezamos con el corazón, cuando nos encontramos de frente con Jesús… En todas esas ocasiones queremos ofrecerle nuestra vida: un vida grande, llena de sacrificios y momentos gloriosos. Nos imaginamos como liberadores de nuestros hermanos, rompiendo cadenas y emprendiendo grandes tareas. Pero cuando le preguntamos a Jesús qué es lo que debemos hacer, qué obras espera de nosotros, nos pide algo mucho más simple: que creamos en aquel que el Padre ha enviado, que creamos en Él.
Gracias Señor por ser Tú mismo el regalo más grande, el punto más importante de mi encuentro con el Padre. Tú pones primero mi alianza de amor contigo, y después pones lo que haga o no haga. Pones primero el corazón y después el músculo. Te alabo y te bendigo por eso, porque así los más pequeños pueden ser más que los grandes; porque ante Ti todo cambia de perspectiva, todo tiene una lectura nueva y fresca. Ayúdame a creer en Ti, a cultivar una relación estrecha y personal contigo. Dame tareas, pero primero dame tu amistad. AMÉN