Evangelio según Marcos 12, 38-44

Trigesimosegundo domingo del tiempo ordinario

 

En su enseñanza Jesús les decía también: «Cuídense de esos maestros de la Ley, a quienes les gusta pasear con sus amplias vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar asientos reservados en las sinagogas y en los banquetes; incluso devoran los bienes de las viudas, mientras se amparan detrás de largas oraciones. ¡Con qué severidad serán juzgados!» Jesús se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver cómo la gente echaba dinero para el tesoro; pasaban ricos, y daban mucho. Pero también se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús entonces llamó a sus discípulos y les dijo: «Yo les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros. Pues todos han echado de lo que les sobraba, mientras ella ha dado desde su pobreza; no tenía más, y dio todos sus recursos».

 

“Pues todos han echado de lo que les sobraba, mientras ella ha dado desde su pobreza”.

 

 

 

 

Meditación  de  Juan  Enrique Coeymans Avaria

 

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: «Yo soy misericordioso, tengo un corazón que comprende y perdona, pero hay pecados y formas de relacionarse con los demás que me irritan y me hacen tener un corazón duro e inclemente. El texto que se nos regala este domingo es uno de ellos, porque las viudas y los huérfanos en la cultura hebrea son los seres que viven más estrechamente, más pobres y más necesitados de comprensión y ayuda. La actitud de la viuda es de comprensión y misericordia, de generosidad y grandeza de corazón. Los ostentosos, aquellos a quienes les gusta exhibirse y darse importancia, son, en el fondo, rechazados si no cambian de mentalidad. Ustedes, sean generosos y no traten de aparentar lo que no está en sus corazones. Imiten lo que Yo les enseño y sean generosos como espero que sean ustedes.”

 

Pocas veces hago memoria de si he sido generoso o si trato de ubicarme en los lugares más vistosos. Sería bueno no olvidar la generosidad y la modestia, porque eso es lo que me pide el Señor como fruto de este texto de la Escritura. Es verdad que debo hacer un uso equilibrado de los bienes que Dios me ha dado, pero no debo olvidar a quienes necesitan de mi generosidad. Mi fe debo ponerla en el contexto de conocimiento y amistad con el Señor, y en generosidad con los que sufren y necesitan ayuda. Este texto me ha aterrizado para vivir más centrado verdaderamente en lo esencial y no en lo accidental. Cuando amo y hago un gesto de cariño hacia Jesús, que sea en silencio, porque no hay otro camino para llegar al corazón de Jesús.

 

Señor Jesús, la escena de la viuda generosa es altamente probable que sea una escena de la vida misma tuya, y que la viuda sea María, tu Madre Santísima, porque eran pobres y necesitados. Señor Jesús, te adoro y me inclino ante Ti, te doy gracias por todo lo que me has regalado en mi vida, y te pido que me des un espíritu de verdadero amor generoso en mi vida diaria. Señor, todas tus enseñanzas son camino para vivir una vida equilibrada y generosa. Señor, te pido perdón por las situaciones de egoísmo y poca generosidad; regálame la gracia de adorarte y reconocerte como Dios y Hombre, y que revise con frecuencia la profundidad de mi corazón. Mi Señor y mi Dios, junto a María, me inclino delante de Ti y no titubee cuando debo ser generoso y equilibrado, para hacer de mi vida una vida como la tuya, mi Señor y mi Dios. AMÉN