02. Una Alianza de Amor con María

P. Rafael Fernández

Una alianza de amor con María

María desempeña en Schoenstatt un papel central, tanto en relación al fin mismo de Schoenstatt, como a la tarea histórica que éste posee, y a la fuerza creadora con que cuenta.

La superación del hombre viejo, la instauración del organismo de vinculaciones, todos los fines de Schoenstatt implican una tarea marcadamente mariana. Schoenstatt tiene en María la gran señal de luz y esperanza que Dios mismo ha hecho brillar en el horizonte de nuestra época, con el fin de vencer las herejías antropológicas, renovar la Iglesia y crear un mundo nuevo.

Cristo no llevó a cabo la redención solo, sino que quiso tener a su lado, en forma especialísima y única, a María. Él la llamó a ser su compañera y colaboradora en toda su obra redentora. María está al inicio de la redención al dar su «sí» a la encarnación del Verbo. Dios la eligió desde siempre para confiar a ese sí el vuelco más decisivo de la historia: la venida del Mesías. Con ello María no realiza un acto que sólo le concierne a ella: es toda la humanidad la que está pendiente de ese «sí». Un «sí» que nos compromete a todos. María estuvo junto a la cruz como co-redentora, co-sufriendo y co-ofreciendo junto a Cristo. El Señor la proclama desde la cruz verdaderamente Madre nuestra al decir a Juan: «he ahí a tu Madre», y a ella, «ahí tienes a tu hijo».

Ahora bien, María no sólo fue la socia y compañera del Señor durante su vida en la tierra. El Señor no podía dejar de tenerla en el cielo junto a sí con cuerpo y alma. Esa misma presencia con que acompañó los primeros pasos de la Iglesia naciente, quiso seguir entregándosela con su amor, sabiduría y poder de Madre mientras ésta peregrina a través de los siglos. Como Medianera de todas las gracias, asunta en alma y cuerpo al cielo, reina junto a Cristo.

Es Dios quien establece la modalidad de la redención. Es él quien imprimió a la redención una modalidad esencialmente mariana. Schoenstatt trata de comprender por qué él lo quiso así y de acoger consecuentemente su voluntad. Schoenstatt es un Movimiento mariano, porque quiere acatar el orden objetivo de Dios en toda su amplitud y sacar de él todas las consecuencias aplicándolas en la práctica.