Evangelio según Lucas 6, 36-38

Lunes de la segunda semana del tiempo de cuaresma

 

Jesús dijo a sus discípulos: “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes”.

 

Meditación de Francisco Bravo Collado

 

“Den y se les dará”

 

Jesús me dice: “Te he dicho muchas cosas duras e incómodas. Pero hoy te digo cosas alegres, porque se te ha volcado una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Tienes todo lo que necesitas. Y, para ser justos, es mucho. Bajo cualquier medida, pocos conocen el amor, los recursos y la alegría a la que tú estás expuesto. Alégrate y comparte. Alégrate y agradece. Alégrate y trabaja, porque se te ha dado todo esto para que repartas entre tus hermanos. Alégrate y atesora estos momentos en tu corazón, para que puedas sacar fuerza de ellos en los momentos más oscuros.”

 

Me siento agradecido por el momento en que llega a mí este texto. En la meditación se mezclan muchos sentimientos respecto a cuánto juzgo, cuánto doy, cuánto perdono… y por qué. Los sentimientos más fuertes: entusiasmo, gratitud y esperanza. También ganas de haber hecho más. Me siento contento y de buen humor, pues me parece que, aunque me falta dar y perdonar mucho, Dios me ha dado más que una buena medida. Paralelamente, siento que los últimos discernimientos que he hecho están bien hechos, y que, aunque se viene un tiempo de mucho trabajo que no va a ser nada de fácil, es un trabajo que va a valer la pena.

 

Jesús, quiero regalarte esta sonrisa que tengo en mis labios mientras rezo. Gracias por todo el amor que has puesto en mi vida. Gracias por la calidad y pureza de ese amor. Gracias, en particular, por el amor de mi mujer y de mis hijas, que es tan profundo y tan poderoso. Gracias por esta claridad que me permite ver cuán bendecido he sido. Regálame la capacidad de volver a este sentimiento de gratitud que siento hoy. Enséñame a profundizar en esta alegría que me regalas, y sacar fuerzas de ella para servir a mis hermanos y a mis amigos. Gracias por mi conciencia de pecado, que me hace humilde y me ha permitido mirar a los demás con más objetividad, sin ser tan duro con ellos.” AMÉN