Evangelio según Mateo 7, 7-12
Jueves de la primera semana de Cuaresma
Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
“Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas”.
Jesús parece decirnos: les he dejado la ley del amor y la caridad. Dios Padre ama a cada uno de sus hijos, con fidelidad y atención. Él los conoce completamente y les concederá todo lo que verdaderamente transforme sus vidas y los lleve a la plenitud. Todo a su debido tiempo, según los tiempos de Dios; tal vez no se darán cuenta de todas las gracias y regalos que reciben del Padre. Ustedes están llamados a seguir mi ejemplo y compartir el amor que han recibido, háganlo sin medida, sin cálculos y serán bendecidos.
Este Evangelio me llama a salir al encuentro del otro, a ser más empático, a escuchar con más atención, a darme el tiempo de llamar o visitar a quienes no he tenido cerca, a entregar más tiempo a mis hijos, a abrazar más, a esforzarme por otros, a ser verdaderamente generoso. Es así como Jesús me dice que es nuestro Padre Dios: nos ama infinitamente y hoy nos llama a seguir ese camino que nos enseñó Jesús, el camino del amor y entrega y al mismo tiempo el aceptar el amor que Dios nos regala permanentemente.
Querido Jesús, Tú nos enseñas con muchos ejemplos de cómo debemos amar a nuestro prójimo y a nuestro Padre Dios. Concédeme Señor la gracia de compartir tu amor. Quiero vivir confiado en que por tu luz y tu bondad, tendré la fortaleza y la generosidad para ser el instrumento que Tú esperas de mí. Tú me conoces y sabes bien mis debilidades, pero sé que estás fielmente esperando que llame a tu puerta para pedir tu ayuda y si te dejo actuar podré vivir como Dios me ha pensado. AMÉN