Día de todos los Santos
Evangelio según Mateo 4, 25—5, 12
Trigésimo viernes del tiempo ordinario
Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Meditación de Alejandra Castelblanco Moreira
“Bienaventurados”
Jesús parece decir: me motivó ver a la gente acercarse a escuchar. Seguro no escucharon lo que pensaron que sería el reino de los cielos. Seguro se desconcertaron cuando escucharon que Yo decía: felices los que lloran o bienaventurados los que son perseguidos. Estas frases que parecen contradictorias son el eje del reino de mi Padre. No se confundan, no se trata de buscar el sufrimiento o de resignarse sin más a no luchar por tener una buena vida. Se trata más bien de reconocer la presencia de Dios en cada cosa que viven para crecer en el amor que es a lo que han venido a este mundo. Bienaventurados ustedes que luchan por ser mejores.
Curiosamente hoy me tocó hablar en clases con los niños acerca de este pasaje bíblico. ¿Qué fue lo que más les llamó la atención? Les pregunté. Ellos, en su mayoría se sorprendieron con: “Bienaventurados los pobres…” ¿Cómo ser pobre si ya no lo somos? Y entre todos descubrimos lo apegados que estamos a veces de cosas que no nos dan libertad y que no tienen que ver ni siquiera con lujos. Depender del celular, de alguna comodidad, de algún chocolatito o bebida…y decimos muchas veces: “no puedo vivir sin esto o aquello” el propósito que sacamos fue privarnos, al menos un día de esta semana, de ver pantallas. Vamos a ver qué pasa.
Querido Señor: gracias por mostrar claramente el reino de los cielos. Gracias porque no necesito llenar un currículum o cumplir una lista de cosas para llevar. Gracias por consolar nuestras preocupaciones humanas, regalándonos un cielo lleno de alegría y buenaventura. Gracias por avalar las acciones que traen crecimiento interior. Permite que siga creciendo en sabiduría y entendimiento para ablandar mi corazón de piedra y desprenderme de egoísmos y pensamientos mezquinos que solo me impiden avanzar. María sigue mostrando a tu hijo para no perder el rumbo y ser constructora del reino, aquí en la tierra. AMÉN