Martirio de San Juan Bautista
Evangelio según Mateo 24, 42-51
Jueves de la semana vigesimoprimera del tiempo ordinario
Jesús habló diciendo: Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor que piensa: ‘Mi señor tardará’, y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
“Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor”
Jesús parece decirnos: Velen y estén preparados, porque Yo estoy en medio de ustedes. Si me buscan y me reconocen, se estarán preparado para el encuentro definitivo con el Padre que no saben cuándo, ni donde ocurrirá. Vivan con esa paz y esperanza en que su vida trasciende. Yo les acompaño, junto al Espíritu Santo, en todo momento si así lo quieren. Dios Padre ha puesto su alegría y confianza en ustedes, sean prudentes y estén preparados para responder por la vida que llevan.
Velen y estén preparados…. Pienso que es un llamado a tomar conciencia de los dones que hemos recibido de Dios, a ser conscientes del mundo que nos rodea y en consecuencia de cuál es el deber al que estamos llamados a vivir de forma consistente y consecuente con la fe que profesamos. Administrar prudentemente creo que se trata de poner nuestras manos y talentos al servicio de Jesús y del prójimo, para servir y amar con generosidad.
Querido Jesús, por tu infinito amor y muerte en la Cruz nos abriste la puerta hacia la verdadera felicidad eterna. Ayúdame Señor, a vivir con fe y con esperanza en la vida eterna. Y que ese camino que Tú me señalas me permita ver lo que realmente es importante en mi vida. Lo que hago, lo que tengo, mi familia, mis amigos, el trabajo, que todo lo vea a través de tu mirada para así estar preparado para el encuentro definitivo que solo Dios sabe cuándo será. AMÉN