Evangelio según San Mateo 7, 21-29
Jueves de la semana duodécima del tiempo ordinario
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”. Entonces yo les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande». Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo.
“No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre”
Jesús parece decirnos: expresen su amor, a Dios y al prójimo, mediante hechos concretos, mediante una entrega concreta para el bien de otros. Conozcan y acepten la Palabra que les he dejado, ella será su fuente de inspiración y sus cimientos, pónganla en práctica día a día buscando la voluntad de Dios. Sean consecuentes con la vida que llevan y no caigan en el error de separar fe y vida. Compartan activamente las gracias y el amor que día a día reciben de Dios, para dar testimonio fiel de su presencia.
Este Evangelio me recuerda que debo estar en una permanente búsqueda del querer del amor de Dios. Reconozco que el ejercicio consciente de oración y de compartir con Jesús mi día a día, mis proyectos, mi familia y mi matrimonio será fundamental para ir descubriendo la voluntad del Padre a medida que avanzo por la vida que está llena de vientos y oleaje que me pueden alejar del verdadero camino que Dios quiere para mí. ¿Estoy haciendo constante oración para discernir mis caminos?
Querido Señor Jesús, gracias por dejarnos tu enseñanza y por mostrarnos el camino que nos dará plenitud y felicidad verdadera. Ayúdame a ser perseverante en conocer mejor tu Palabra, y a no olvidar que ella es verdadero alimento para fortalecer mi fe y sobre todo para actuar en consecuencia. Dame Señor la fuerza para salir al encuentro de los demás, con sencillez, con alegría y confiado en tu presencia. AMÉN.